Las consolas de videojuegos son una forma especializada de computadora doméstica orientada a los videojuegos, diseñadas teniendo en cuenta la asequibilidad y accesibilidad para el público en general, pero que carecen de potencia informática y personalización brutas. La simplicidad se logra en parte mediante el uso de cartuchos de juego u otras formas simplificadas de distribución, lo que facilita el esfuerzo de lanzar un juego. Sin embargo, esto conduce a formatos propietarios ubicuos que crean competencia por la cuota de mercado.[1] Las consolas más recientes han mostrado una mayor confluencia con las computadoras domésticas, lo que facilita a los desarrolladores lanzar juegos en múltiples plataformas. Además, las consolas modernas pueden servir como sustitutos de los reproductores multimedia con capacidad para reproducir películas y música desde medios ópticos o servicios de streaming.